lunes, 29 de diciembre de 2014

Hablémoslo

Ser ansiosa apesta. Ser depresiva apesta. Y cuando lo uno me lleva a lo otro soy un desastre que no sirve para un carajo. El resultado puede ser lo que les contaba en mi post anterior.

La ansiedad es de todos los días, unos más pesados que otros, pero por lo general manejable, si acaso me acelero un poco y ya. No siempre requiero medicación pero ya aprendí a reconocer cuando sí la necesito y a asumirlo sin tanta vergüenza ni sentirme como un fracaso de ser humano por necesitar químicos que me equilibren la cabeza.

¿Qué significa sufrir de ansiedad? Se los explico sencillito: imagínense ir caminando solos por la selva y de repente tener un león de frente, con cara de hambre, colmillos pelados. Su cuerpo entra en estado de alerta: se les acelera el corazón, se les oprime el pecho, les cuesta respirar, están aterrados. Físicamente aterrados. Paralizados. No saben para dónde agarrar. Ahora imagínense que el león no existe, que en realidad sólo enfrentaron un pequeño (o gran) estrés emocional: cualquier cosa desde el mal modo de alguien, el correo de un ex o la noticia de que alguien murió. Pero su reacción física es exactamente la misma a la del león con el colmillo pelado.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Terrorismo emocional. Una definición.

Yo me enamoro de vos mañana a las 7:30am · Quiero una relación con vos · No necesito tiempo, yo estoy listo · Tengo miedo de quererte · Cabrona, yo no me iba a volver a enamorar · Te amo · Necesito espacio · Yo te quiero ver, siempre · Te di vuelta, no va a volver a pasar · Tengo miedo de hacerte daño · Me siento afortunado de habernos encontrado · Necesito un break · Yo no sirvo para las relaciones, lo hago todo mal · Lo que te puedo ofrecer es exclusividad sexual, no quiero estar con nadie más · Me gustaría tener hijos con vos · Te amo, te lo digo así para que veas que es cierto · Terminemos · Yo a vos te veo como material de vida · Cometí un error, volvamos · No debería de estar en una relación pero me alegro de estar teniéndola con vos · A veces me pregunto por qué no puedo estar con alguien más normal · Mi vida ha cambiado de formas que no esperaba y sé que es gracias a vos · Estoy tan agradecido · Nuestra relación es sólida y fuerte · Bien. Ya sabés ¿podrías por favor terminar conmigo? · Le podes decir a ella quién sos y la clase de imbécil que soy, no me importa · No quiero estar con nadie ·

m.



domingo, 30 de noviembre de 2014

Purgatorio

En un salón como este murió don Álvaro. Bolsas goteando en vías, cortineros, camillas y enfermeros haciendo que hacen. Camillas con pacientes y sus cobijas contra el frio, a alguno se le ven las medias al final de la cobija que le queda corta. Aquella vez la cortina estaba corrida, un mal intento de privacidad, pero creo que ni un muro de acero habría logrado enmudecer a mi familia. Los pacientes vecinos tenían cara de pena, de miedo, de molestia, de enfermedad, de sueño.

Los ojos desorbitados, asustados, pero todavía vivos, confundidos a ratos, reconociendo a ratos. Fue al final cuando entré por última vez al simulacro de habitación, que se los vi quietos y nublados y supe que era hora.

Hollywood miente. El bip-bip del monitor nunca se queda fijo, no hay un último suspiro perceptible, no hay palabras coherentes o significativas, no hay un gesto de arrepentimiento o de amor, mucho menos una mirada de reconocimiento. Solo se fue. Nunca estuve segura del momento preciso. Pero supe cuando ya no estaba.

jueves, 16 de octubre de 2014

Insomnio

Son las cuatro de la mañana y me parece oír un maullido bebé en algún lado. Me levanto y busco en el patio pero no encuentro nada. Contra mi buen juicio (que es como preferimos llamar a esa combinación de miedo y culpa resultado de un robo a domicilio), me asomo a la acera y tampoco. Me resigno y vuelvo a la cama.

Y si bien el gatito no fue lo que me despertó, ahora es el culpable de que esté viendo al techo sin una gota de sueño y calculando cuánto queda antes de tener que alistarme para ir al trabajo. Al lado de la cama mis mascotas roncan. Ya cumplieron con su enjache de ley por despertarlos a una hora tan infame y hacerlos seguirme por la casa, todavía medio tontos del sueño y sin saber qué buscamos.

¿Qué cosa merodea a las cuatro de la madrugada que no sean preocupaciones o recuerdos que aprovechan de la falta de defensas para atormentarnos?

viernes, 20 de junio de 2014

36

Mañana es mi cumpleaños.

Algo está mal cuando uno cumple la misma edad que su hermano mayor. No me da la mate, pero nada qué hacer.

Hoy un amigo me decía que a partir de este año va a haber pasado más años vivo sin su mamá que con ella. ¿Por qué pensamos en esos términos? ¿Qué impulso masoquista le entra a nuestra mente que nos hace pensar en groserías como esas? Yo no quiero estar consciente de esto. No quiero preguntarme si estaría satisfecha con lo que he hecho si este fuera mi último año de vida. Preferiría no pensar en que él haría más con este tiempo que yo.

Y nada, en algún lado de la mente hay un interruptor que se enciende solito y nos la vuelca en contra.

Lo extraño todos los días, en las fechas significativas todavía más. Igual me acostumbro. 

Detesto decir eso, que me acostumbro, es como si lo dejara ir, que me permito seguir adelante sin él. Siento que digo que ya no importa. Yo sé que no es eso, obvio que lo sé, pero es como se siente.

Cumplir años es complicado cuando alguien como Varito dejó de hacerlo.

m.