sábado, 20 de julio de 2013

Directo y sin escalas

Me harté de pensarte. Me enfermé de saber que andás por la vida sin extrañarme, sin mover un músculo por volver a mí. No te necesito ya, Caracolito.

Me harté de vos, me harté de mí, de tu ausencia de mierda y de tratar de llenar el vacío. De forzar el cubito en el huequito redondo. Nun.ca.en.ca.ja. Te cagaste en mí.

Entonces, Caracolito, andate al carajo. Andate mil veces al carajo.

Malagradecido. 

Nunca fue suficiente, puto barril sin fondo. Lo que soy no te sirve, lo que tengo no basta. Me harté de sentirme inadecuada y en deuda con vos. Yo endiosándote, vos restándome. ¡Andate para la mierda! Metete tu deuda por donde no pega el sol, no te debo nada, todo te lo pagué y con creces, y ¿cómo no? si me lo cobraste todos los días por años de años. No podías dejar que se me olvidara, tenías el marcador en tu piel con tinta permanente.

Ya era hora, Caracolito, hora de cansarme de vos, de tu recuerdo y del pedestal en el que te puse.

Alguna vez dijimos para siempre, prometiste no dejarme sola. Y me dejaste sola, inmensamente sola entre desconocidos que no entienden un carajo, desconectada. ¡Sólo me quedabas vos! El mundo había dejado de tener sentido ¿y vos te vas? No. Ya ni volvás.

Me alegra que estés bien. Yo también estoy bien, sin colchón que me atajara, sin tu ayuda, sin nadie. No te necesito, ni conectar, no necesito lazos nuevos.  'chas gracias.

Directo y sin escalas, a la mismísima mierda te podés ir.

m.


No hay comentarios:

Publicar un comentario