viernes, 23 de noviembre de 2012

La última vez

Aparecés de la nada, no sé cómo topás conmigo, pero de repente ahí estás. Nos vamos conociendo, nos gustamos, nos seguimos conociendo y de repente ya no. Algo pasa, me caes mal, te desencanto. Te borro de mi vida y no vuelvo a ver para atrás. Al menos no muy seguido y cada vez menos. Eventualmente -un tiempo después de que lo anuncio en voz alta-, por fin logro dejarte ir. Y ahora sí no vuelvo a ver, definitivamente no con el mismo corazón. Nunca.

Volvés a aparecer de otra manera, con otra cara, otro estilo, me gustás diferente. Te gusto igual. Sospecho que es la única forma que tenés de verme aunque sean otros ojos. Igual te abro la puerta, a lo mejor esta vez no la cagás, a lo mejor no me la pelo yo.

Pero no, otra vez me da pereza. Vos me das pereza. Sé lo que viene y se me quitan las ganas de seguirte conociendo. ¿Para qué? Ya te conozco, te he visto mil veces. Seguís apareciendo, el mismo vos. Con diferente cara, con diferente ropa, con diferentes palabras, pero con las mismas intenciones. 

sábado, 3 de noviembre de 2012

Sobre primeras citas y esos enredos

No sé ni cuántas primeras citas he tenido en este par de años. Y no es rajando, de verdad no sé cuántas, no significa que sean muchas, sólo me da pereza sacar cuentas. Algunas han sido memorables -no de la mejor forma-.

Tuve una que fue bien cuenteada. Es decir, que el mae era medio compa y se inventó una excusa bastante creíble para pasar a mi casa y como teníamos años de no vernos fuimos por una birrita para ponernos al día. Después de un par de birras -léase más de un par para él- me terminó confesando que tenía cuatro años enamorado de mí y quería que le diera chance de cortejarme -sus palabras-. Y suena bien hasta que le agregamos el detallito que el mae tenía un mes de divorciado. Anjá, las cuentas no dan.

Una vez un chavalo me invitó a salir y me dejó plantada. Por suerte, el plan era avisarle cuando saliera del trabajo, irme para mi casa, él me avisaba que ya venía de camino y pasaba por mí. Yo no me quise alistar hasta que me confirmara que había salido de donde andaba, entonces por lo menos no me dejaron vestida y alborotada. Fue mas bien como confundida y fúrica viendo tele.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Anoche

Anoche vi gente a la que no sospechaba ver. Vi amigos, a uno que me alegró particularmente ver. Y a alguien que habría preferido no ver. 

No vi a alguien que sí tenía muchas ganas de ver. Pero vi a tres mujeres muy importantes para mí. Necesito recordarles más seguido cuánto las quiero.

Vi a alguien por primera vez e hice amigos nuevos. Vi gente genuinamente hermosa por dentro y por fuera, gente que cree en hacer un esfuercito por los demás aunque no los conozcan.

También vi una de esas pruebas de que el azar tiene un sentido del humor jodidamente bueno cuando le da la gana.