lunes, 11 de junio de 2012

No me vale

Me hacés falta. Yo sé que es obvio que te extrañe, pero por la gran puta a veces tengo que decirlo y a veces uno necesita saberlo, yo necesito que lo sepás: te extraño.

Soy una desconocida. Nadie sabe quién soy realmente, nadie me conoce como vos, nadie me entiende todos los chistes o reconoce mi tono o el humor con sólo leerme un par de líneas en un chat -y al reves-. Nadie sabe lo que pienso con sólo verme la cara, vos y yo nos entendíamos con dos segundos de contacto visual. Fuck.

Es cansado tener que explicarme todo el tiempo. ¿Tenés idea del esfuerzo de volver a crear un lazo así con alguien? No hay forma de empezar a explicarles, no han estado ahí, no saben quién fui o lo que llevó convertirme en quien soy. Todo son cuentos, historias viejas para ellos. Vos viviste la mitad y te sabés la otra mitad porque te la conté hace años de años, aún así no nos quedamos una sola vez sin de qué hablar.

Sí, yo sé que me gusta hacer amigos nuevos, que me gusta conocer y que me conozcan. Soy causa perdida yo, siempre enamorándome de la gente y de sus cosas, descubrir a alguien tuanis y lo que tenemos en común, coincidir con babosadas y reirme con un recién conocido. Pero hablar con vos era como volver a casita. Éramos familia vos y yo.

Obviamente te iba a extrañar. Y sí, Caracolito, te pensé en tu cumpleaños y te pienso todos los putos días, y ahora que viene el mío te extraño más. Y sí, te dejo en paz aunque me piquen las manos por escribirte. Y bueh, no te he buscado ¿verdad? No me podés decir nada. Porque aunque me lleva la puta trampa, era lo que tocaba hacer. Dejarte ir.

Necesito pedirte que me perdonés. No estoy segura de qué exactamente, pero vivo con esta sensación de que te jodí de alguna forma y me duele la panza cuando lo pienso. Yo sé, soy yo la que me tengo que perdonar. Di, mae, no es sencillo. Más de diez años pidiéndote perdón y sintiendo que te quedo debiendo, es difícil quitarme la maña. No importa cuanto lo intenté nunca quedé tablas con vos, esa sensación no la extraño. La de que no iba a poder compensar, la de que no tenía con qué pagar.

Y tantas conversaciones que no volvimos a tener, todos los días archivo lo que normalmente te contaría a vos y sólo a vos. No, mae, nadie más entendería. No es lo mismo. 

Entonces quedan archivadas por ahí como el post que escribí con tu nombre hace meses. Un día que me nació contar el cuento y lo dejé marinando un par de días como a veces hago -di, era un cuento muy importante-, en eso todo se puso raro y ahora se quedó de draft.

Sí, te lo resiento un toque. En secreto. No tengo derecho a resentírtelo pero no quita que te lo resienta. Yo sé que no te extraña, sé la cara que tenés mientras leés esto, si es que lo leés. Creo que ya no te das vueltas por acá.

No necesito que me resolvás, no necesito que nadie lo haga. No es eso, no es lo insoportable de las ausencias, no es que me sienta sola, no es porque los fines de semana me pongo de mal humor -sí lo hago, pero no es por eso-, no es porque no se puede contar con la gente y por lo desechables que somos todos. Es por vos, te extraño por vos. Porque disfrutaba tu compañía, nuestro idioma y nuestro mundo.

Nadie sabe. Lo que te extraño. Me da pereza que lo traten de resolver. ¿Por qué no lo llamás? Capaz que me preguntan y di, no. Sólo vos y yo entendemos. A lo mejor más adelante. Nah, no entienden.

Yo sé que no te hace gracia, pero necesitaba decírtelo, Caracolito. No te hice pataleta cuando lo hablamos, no me aferré a vos como siempre y como tantas veces. Sólo llegué al mismo lugar que vos por razones diferentes y parecidas. Pero no significa que sea facil, no significa que no te piense y que no extrañe. Sos vos. Vos y yo. Mi constante, mi persona favorita en el mundo. Ningun novio tuvo ese título nunca. A ninguno lo respeté o admiré como a vos.

No dejés que te de vueltas la cabeza pensando que me valió. No me vale. Y no, no te jodo más.

Y bueh, eso era. Que te extraño.

m.


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