sábado, 18 de febrero de 2012

La insoportable mundaneidad de mi ser

El domingo amanezco en San Pedro, el día pasa vagabundo, en estas épocas mis días libres tienen un precio y vagabundearlo es un lujo que extraño. Jime me invita a cenar a la casa, qué varas, había estado pensando en ella desde el sábado en la mañana cuando me cancelaron de último momento los planes para el domingo. 

Me gusta visitarla, Jime y Alex cocinan demasiado rico y las conversaciones siempre son interesantes -esos Chavarría que cocinan maravillas como si fuera lo más sencillo de mundo-. Es un hecho que de ahí salgo con algo nuevo aprendido, no siempre lo que Jime cree o espera, pero tengo quince años de estar aprendiendo de y con ella.

Jime me pregunta cómo ando, pero ella sabe. No sé por qué me extraña que se me note que llevo un par de semanas de mal humor y raspando energía del fondo de la olla. Yo creyéndome que me había hecho experta disimulando y pos no. ¿Qué dice eso del resto del mundo?

domingo, 12 de febrero de 2012

exAmigos

Cuando éramos chamacos hacer amigos era la cosa más fácil del mundo. Una mamá decía mirá, Dieguito, una chichí y ¡saz! amigos de por vida o lo que durara el paseo al parque. Sólo bastaba con saber que vos sos un chichí, yo soy chichí y vámonos, tenemos el mundo en común. Y las mamás felices porque ya los chiquitos se llevan bien y tienen un amiguito nuevo.

En la escuela y el cole tampoco éramos muy selectivos, nuestro único requisito para tener un amigo era que -a nuestro criterio- fuera buena gente, y a veces ni eso porque todos tenemos un amigo que es el idiota de la película, o para ponerlo en mejores palabras: ese compa que nadie se explica cómo nos aguantamos y  por el que los demás ponen en tela de duda nuestro buen juicio. Yo he tenido un par y prefiero decir que son socialmente incómodos o dificilitos. Igual los he adorado y defendido mi amistad con ellos cuando ha hecho falta. Lo importante es que para mí esas amistades tengan sentido.

Con los años no sólo te volvés más selectivo de con quién te rodeás si no que además se te hace más complicado mantener esas amistades viejas. La gente cambia.  A veces cambian su situación geográfica, su estado marital o su trabajo y todo eso se vuelve más importante que mantener contacto con alguien. A veces ellos son los que cambian y se vuelven irreconocibles o peor: se quedan igualiticos, estancados en el tiempo.