La luna es de queso, es un hecho. Y no cualquier queso: una bola enorme de Edam, de esos que Tita compraba y había que pelarle la cera roja. Vos te lo volabas como si no costara un ojo de la cara y lo disfrutabas simplemente porque es de-ma-sia-do rico. Eso no se te va a quitar, vas a seguir disfrutando las cosas independientemente del costo, a vos te da el mismo gusto una chorreada con natilla casera en Zapote que una crema de langosta en un restaurante bien frufrú. Y es que qué rico es comer, aunque me acabo de acordar de que ahorita estás en la época en que se te olvida comer. Comé mejor, carajo.
Seguí dibujando, seguí pintando, seguí escribiendo, no tengás miedo, no lo hagás ni dejés de hacerlo por alguien más. Vos venís de una casta de artistas, honrálos y seguí haciendo lo tuyo. El arte es lo que vos hagás con él. Tu arte es tuyo, no lo soltés, te vas a arrepentir. No es inadecuado, no es insuficiente, el talento se cultiva, no lo soltés. A vos te hace feliz y vos lo apreciás, a lo mejor si les dieras chance alguien más lo haría. No.lo.soltés. Nunca vas a perder el efecto que el arte produce en vos: el placer de ver colores, trazos y patrones bien combinados, piezas que alguien vió en su cabeza y creó de cero, cosas que no entendés cómo el resto del mundo no adora esa pieza como vos ¿Cómo pueden andar por la vida sin darse cuenta de que acaban de presenciar una maravilla? ¿No les calienta el corazoncito o el alma? Vas a tener amigos que sí lo adoran, todavía no los has conocido pero en un par de años, mientras tanto: no lo soltés. Carajo.